Venezuela se encuentra en medio de la campaña electoral más incierta de su historia reciente, donde se disputa entre el continuismo de Nicolás Maduro y la posibilidad de una transición encabezada por Edmundo González, candidato de consenso de la oposición. Este proceso electoral podría poner fin a 25 años de revolución bolivariana, un régimen instaurado por Hugo Chávez que ha mantenido un control absoluto sobre las instituciones del Estado.
La relevancia de estas elecciones no solo radica en quién gobernará los próximos cinco años, sino en las implicaciones de los resultados para el futuro del país. En un escenario en el que el chavismo acepte los resultados del 28 de julio, se vería obligado a abandonar un poder consolidado a lo largo de décadas. La comunidad internacional, incluyendo a Estados Unidos, Colombia y Brasil, negocia intensamente con Maduro para asegurar que respetará los resultados, especialmente si le son desfavorables.
Por ahora, Edmundo González lidera las encuestas, algunas con una ventaja significativa. Mientras tanto, Maduro ha visto un leve incremento en su popularidad, subiendo del 19% al 25% después de un mes recorriendo el país. A pesar de estos esfuerzos, fuentes cercanas al chavismo indican que el panorama sigue siendo alarmante para sus intereses. El oficialismo, sin embargo, cuenta con una sólida base de simpatizantes gracias a programas sociales como las cajas de comida CLAP y un control casi absoluto sobre los medios de comunicación locales.
El reciente anuncio de Maduro de reanudar las conversaciones con la Casa Blanca ha generado diversas especulaciones. Algunos creen que el chavismo busca ganar tiempo o posponer las elecciones, mientras otros piensan que podría estar negociando una salida pactada y una posible amnistía para sus líderes. Jorge Rodríguez, operador político de Maduro, ha mantenido reuniones preliminares con representantes del Gobierno de Joe Biden, aunque los detalles concretos de estas discusiones siguen siendo escasos. Simultáneamente, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, intenta mediar un acuerdo que garantice el reconocimiento de los resultados electorales y evite persecuciones a los vencidos.
Un posible escenario de transición abriría numerosas incógnitas. Los más escépticos dudan que el chavismo esté dispuesto a compartir el poder bajo ninguna circunstancia. La historia reciente del país, marcada por una crisis económica devastadora y un éxodo de siete millones de personas, refuerza esta desconfianza. La oposición ha enfrentado numerosas dificultades, incluyendo la detención de líderes, la inhabilitación de figuras clave como María Corina Machado, y la desunión interna.
Si Edmundo González lograra ganar, tendría que enfrentar una ardua tarea. Durante los meses de transición, Maduro seguiría en el poder y podría usar ese tiempo para complicar la transición. Además, la Asamblea Nacional, dominada por el chavismo, y las instituciones estatales, incluyendo el Ejército con su mentalidad revolucionaria, representarían grandes desafíos.
Los venezolanos, según los sondeos, están agotados y ansían un cambio. El proyecto revolucionario, que una vez floreció con el boom petrolero, ha caído en desgracia, dejando a muchos en condiciones precarias. La oposición ha captado el descontento popular, con figuras como María Corina Machado y Edmundo González liderando la demanda de cambio.
Quedan 24 días para las elecciones, y la pregunta sobre si Maduro aceptará una posible derrota es omnipresente. El destino de Venezuela pende de un hilo, y el mundo observa con atención.
(Foto:@edmundogonzalezu/Fb)
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