En el corazón del Catatumbo, una región fronteriza de ensueño entre Colombia y Venezuela, se libra una cruenta batalla por el control de las economías ilícitas que ha sumido a la población en un espanto indescriptible. La ruptura de la convivencia entre las disidencias de las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha desencadenado una ola de violencia que ha desangrado la tranquilidad de la zona.
En una declaración que sacudió los cimientos de la región, el general Luis Emilio Cardozo, comandante del Ejército Nacional, reveló que el frente 33 de las disidencias de las FARC había iniciado un ataque despiadado contra el ELN y la población civil, con el objetivo de apoderarse del lucrativo negocio de la coca y el tráfico de gasolina en la porosa frontera con Venezuela. La represalia del ELN no se hizo esperar, lo que provocó un miedo generalizado y un éxodo masivo que evoca los tiempos más oscuros de la guerra.
En medio del caos, el general Cardozo no escatimó críticas hacia los habitantes de la región, especialmente los del municipio de Teorama, quienes, según él, habían presionado a la fuerza pública para que abandonara la zona desde septiembre de 2022. "Esta es una zona con 44.000 hectáreas de cultivos de coca, donde la presencia de la Fuerza Pública no siempre es bien recibida", dijo el general, quien, no obstante, aseguró que ante la crisis, el Ejército había abierto sus bases para proteger y evacuar a la población.
Más allá del ruido mediático que ha generado la crisis, la captura de Giovanni Andrés Rojas, alias Araña, uno de los jefes del grupo ilegal Comandos de Frontera, ha puesto en jaque el futuro de los diálogos de paz en Colombia. Este hecho ha generado pronunciamientos incluso de grupos que se consideran enemigos de los Comandos de Frontera, como el Clan del Golfo y Comuneros del Sur, quienes han cuestionado la seguridad jurídica y las garantías que ofrece el Gobierno Petro para los diálogos.
Mientras la Fiscalía defiende la detención argumentando que actuó "en cumplimiento de compromisos internacionales", la delegación de Gobierno se afana por resolver el intrincado enjambre jurídico del caso de Araña. Este viernes, los negociadores ofrecerán una rueda de prensa que podría arrojar luz sobre el destino del disidente y el futuro de ese proceso de paz tan anhelado.
La crisis en el Catatumbo es un doloroso recordatorio de que la guerra no es solo una cuestión de enfrentamientos armados. También es un drama humano que destroza vidas, rompe familias y condena a comunidades enteras a un futuro incierto. La esperanza se aferra a los esfuerzos de paz, pero el camino está lleno de obstáculos y el desenlace es incierto. Mientras tanto, el pueblo del Catatumbo sigue atrapado en medio de una tormenta de violencia, esperando el día en que la paz finalmente llegue a sus tierras.
(Foto: EFE)
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