La investigación sobre el capo del contrabando, Diego Marín Buitrago, alias "Papá Pitufo", ha dado un giro inesperado, desvelando una trama corrupta que llega hasta las altas esferas.
Dos fiscales distintos lideraron investigaciones paralelas, con agentes infiltrados en cada una. Las pesquisas revelaron un entramado de corrupción que involucraba a la Policía Fiscal y Aduanera, la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales y el Ministerio de Defensa.
El equipo del fiscal Andrés Marín trabajó durante tres años sin avances significativos, mientras que la fiscal Paola Andrea Londoño logró desmantelar parte de la red y obtener una orden de captura contra "Papá Pitufo" en apenas tres meses. El infiltrado de Londoño, el mayor Peter Steven Nocua, documentó encuentros clave con el contrabandista.
Lo insólito es que los agentes encubiertos desconocían la existencia del otro, grabando evidencia y comprometiendo el proceso. La filtración de información alertó a "Papá Pitufo", quien huyó a Europa amparado en su nacionalidad española.
Las sospechas sobre el fiscal Marín aumentaron cuando presentó pruebas tras la captura del contrabandista en Portugal, lo que llevó a su destitución del caso. El agente encubierto en su equipo, el intendente Álvaro Galvis, es investigado por enriquecimiento injustificado, apuntando a una posible infiltración dentro de la Policía.
El caso ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de la justicia ante la corrupción. La investigación continúa para determinar el alcance de esta red y garantizar que los responsables rindan cuentas.
(Foto: Colprensa)
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